Cada día comprendo más que cuando mi corazón se encapricha por alguien, o mejor dicho, por él, no hay forma de pararle. Sigue latiendo cada vez más fuerte cuando oigo hablar de él y se me corta la respiración cuando le veo... ¡Para de una vez! Ya no lo soporto más, no puedo seguir así. Cada hora es una lucha constante por no pronunciar su nombre ni recordarle. Ha llegado un punto en el que ya no me levanto con ganas de vivir por las mañanas.
Olvidate de él, olvidate de él, olvidate de él...
Olvidate de él, olvidate de él, olvidate de él...
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